caída libre. el verano sin paz. atardeceres que tienen el color a cerveza. he
buscado los motivos. que tienen tu nombre. por cierto. tú eres la antesala de
la ética que no debe practicarse. todos miran hacia ese cenicero. entierro
colectivo. la desdicha y la muerte acumulada. a esos cigarros no les importa la
gravedad de la cicatriz. el dolor. a ti tampoco. todos miran hacia otro lado. odio
esa sonrisa forzada que arde y desaparece en un instante. estoy hasta el coño
de esos verbos que definen el amor. y que silencian sus consecuencias. a mí ahora
sólo me vale que me digas con la inocencia en la boca. el mundo no es tan
jodido.
Ahora vengo yo y te miento, como sólo podemos mentir algunos hombres y te aseguro, (mirando fijamente el arcoíris mineral de tu mirada) que el mundo no es tan jodido.
ResponderEliminarY paso por alto el humo y la ceniza, y el llanto inusitado de la muerte, y desdeño el terror y las ausencias sombrías, y no te digo nada sobre el fango o la nostalgia.
Y te suelto sin piedad que acabaría contigo todos y cada uno de mis días, que pagaría por ver desde fuera mis manos latiéndote con fuerza en el epicentro mismo de tus miedos.
Y ahora vienes tú
y te lo crees
y lloras otro verso
y apuras la cerveza.