lunes, 25 de octubre de 2010


no sabes del dedo que se hunde
entre la carne entreabierta,
de esta huída en la noche
para mendigar vida, sólo vida
entre sonrisa y sonrisa barnizada
que se desvanece
tras las escarchas del cuerpo retorcido
que cuelga de un hilo
en calles sin nombre,
desconocida ya esta resaca
que hoy calienta el corazón, no más


el vértigo de asimilar que nada espera
la necesidad del disparo en la memoria,
de volver a las fronteras del silencio atronador
y a cada paso, maldigo una a una
las palabras
las imágenes
este devenir lento y enfermo
del palpito al latido
del amor al no origen
de la superficie al naufragio


quedarme aquí en un no lugar
con el gesto desorientado
a destiempo, siempre viviendo a destiempo

el sonido de las botellas vacías
y los cigarros expirados y mutilados
multiplican esta tristeza eterna

deja descansar este torso mudo
déjame salir corriendo
déjate salvarte de mí

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