...me dijo con los ojos accidentados que en su casa había arcoiris y que en alguna ocasión lo tocó con los dedos,
deambulé sorpresiva, pero me decía la verdad, lo sé.
-¿Lo tocaste con los dedos?
-Sí, claro
-¿Y cómo era?, ¿podré verlo algún día?
-Preciosos. No. Sólo existen en mi casa.
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